- El sedentarismo y sobrepeso, así como malas posturas, podrían provocar lumbalgia o dolor de espalda
Uno de los efectos de la emergencia sanitaria por COVID-19 ha sido la disminución de la movilidad y actividad física de las personas, por lo que factores como el sedentarismo y sobrepeso, así como malas posturas, podrían provocar lumbalgia (dolor de espalda).
Gabriela Canché Briceño, coordinadora auxiliar de Atención Médica en la Oficina de Representación Yucatán del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explicó que la lumbalgia también podría presentarse al realizar movimientos súbitos, cargar peso sin las medidas correctas, tomar posiciones corporales incorrectas, así como estar sometido a estrés o ansiedad.
El dolor, la rigidez y la contractura en la zona lumbar, son los primeros síntomas de la enfermedad, señaló. El dolor puede ir desde el borde inferior de la primera costilla hasta el pliegue inferior del glúteo, e incluso puede extenderse a las piernas.
Por lo que es importante identificar en las actividades diarias aquellas que contengan movimientos repetitivos, inadecuado manejo de cargas o posturas forzadas, para evitar un daño en la columna, indicó.
Incluso, el trabajo en oficina, si se pasa mucho tiempo sentado con una mala postura, podría provocar dolor de espalda, por lo que la especialista recomendó identificar las posturas forzadas en las actividades diarias para prevenirlas.
Al estar de pie, mencionó Canché Briceño, equilibre el peso de manera equitativa en los pies. Es importante no encorvarse. Para promover una buena postura al sentarse, elegir de preferencia una silla con soporte lumbar. Ajustarla de manera que los pies descansen planos sobre el piso o sobre un reposapiés y los muslos estén paralelos al piso.
No sentarse encima de objetos como la billetera o el teléfono celular para no ejercer más presión en los glúteos o en la parte inferior de la espalda.
En caso de permanecer sentado durante tiempos prolongados, cambie de posición con frecuencia. Es muy recomendable levantarse cada determinado tiempo, estirarse con suavidad y caminar unos pasos para aliviar la tensión.
En caso de no tener la costumbre de practicar actividad física o tener algún tiempo sin realizarla, se debe incorporar el ejercicio de forma progresiva y siempre bajo supervisión de especialistas.
Si no se modifica el estilo de vida o las malas posturas, es probable que existan varios episodios en los que el dolor será cada vez más frecuente, e incluso de mayor intensidad.
Para finalizar, la coordinadora auxiliar de Atención Médica exhortó a la población a alimentarse de forma saludable, ya que mantener un peso adecuado minimiza la presión en la espalda, y en caso de requerirlo, acudir con el médico familiar para recibir tratamiento especializado.