Alejandro Martínez Araiza, secretario general del Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio (SNAC), es un corrupto que entre 2017 y 2019, usurpó funciones como dirigente nacional y causó un daño patrimonial de 13.6 millones de pesos, al desviar recursos hacia una supuesta fundación, dieron a conocer trabajadores disidentes.
En 2019, a nombre del sindicato vendió el edificio de la sede sindical, ubicado la colonia Guerrero, de la Ciudad de México, por 10 millones de pesos y con ese dinero compró otra propiedad que registró a nombre de su padre, Marco Antonio Martínez Armenta.
En su primer periodo, como secretario general del SNAC, entre 2019 y 2024, ese sindicato acumuló pagos por 330 millones de pesos a proveedores, muchos sin evidencia de entregables o materialidad. Además, se cancelaron 50 facturas por 30 millones de pesos y 10 facturas de clientes por 10.5 millones, sin que exista constancia del destino de esos fondos.
Todos esos recursos desviados o usados sin aprobación de los trabajadores del SNAC, representan un año patrimonial global de 394.1 millones de pesos, que demuestran la resistencia a la rendición de cuentas y la opacidad con que opera la dirigencia sindical, encabezada por Martínez Araiza.
En abril de 2025, el Sindicato Nacional Alimenticio y del Comercio, Similares y Conexos de la República Mexicana (SNAC) atestiguó una elección sindical nada democrática. Alejandro Martínez Araiza, adelantó siete meses el proceso electoral y se reeligió por seis años más en medio de un cúmulo de irregularidades que deberían alarmar a cualquier autoridad laboral.
La elección se llevó a cabo con una planilla única, sin verificación oficial, y sin transparencia en los resultados por sección sindical. No hubo garantías mínimas de participación ni mecanismos de fiscalización. Lo que debió ser un ejercicio de representación se convirtió en una imposición.
Pero lo más grave es que todo esto se logró con el contubernio del Comité Ejecutivo Nacional, electo también en abril y del anterior. Lejos de actuar como contrapeso, sus miembros se convirtieron en cómplices de una gestión que oculta información, amedrenta a trabajadores y simula cumplir con la ley, según denuncian los afectados.
Para avalar la modificación de padrón de miembros que solicitó el SNAC como medida para ocultar su farsa, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) de Alfredo Domínguez Marrufo, exigió transparencia sobre el uso de cuotas y patrimonio sindical.
En respuesta, Alejandro Martinez Araiza, obligo y amenazo a sus afiliados a firmar hojas en blanco con el pretexto de hacer un censo, siendo sus cómplices los corruptos integrantes de su comité sindical.
Con tanto por explicar, era de esperarse que el líder sindical y sus más cercanos engañaran a los trabajadores para simular una rendición de cuentas que no ha hecho. Demandan los agremiados a las autoridades laborales poner el ojo en este sindicato liderado por rufianes.