Cuando Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea (UE), varias capitales del Viejo Continente entraron en una feroz batalla por acoger empresas instaladas en Londres.
París, Dublín, Madrid y Fráncfort fueron algunas de las ciudades que lanzaron campañas para seducir multinacionales que buscaban sacar su sede de Londres, pero a casi cuatro años del referéndum del Brexit, las cifras parecen mostrar una urbe ganadora: Ámsterdam.
Con una «alfombra naranja», como la llama el sitio de la Agencia de Inversión Extranjera de los Países Bajos (NFIA, por sus siglas en inglés), Ámsterdam ha capturado la atención de alrededor 100 empresas, que se han decantado por las ventajas que ofrece, entre las que se encuentran su conectividad aeroportuaria, una población con buen dominio del inglés y una sociedad abierta.
Según la NFIA, estas compañías han trasladado su sede europea de Londres a Ámsterdam o han, al menos, abierto una oficina en la ciudad.
¿Por qué tantas empresas han decidido abandonar Londres y han elegido específicamente Ámsterdam para instalarse?
Más de 300 empresas interesadas en la ciudad
De esta manera se aseguran que, de haber una salida sin acuerdo, podrán continuar operando en territorio europeo sin necesidad de pagar aranceles por sus exportaciones y hacer frente a trabas en sus negocios.
El comisionado de la Agencia para la Inversión Extranjera de Holanda, Jeroen Nijland, habla con cautela del éxito de Ámsterdam, pues piensa que el éxodo de empresas aún no ha terminado.
«Hace falta definir las futuras relaciones entre la UE y Reino Unido«, le dice a BBC Mundo. Y agrega que esto hace imposible predecir cuántas empresas terminarán reubicándose.
Pero aun así espera que el número de 100 empresas aumente: «Actualmente estamos en contacto con otras 325 firmas que han expresado su interés en elegir este país como una ubicación alternativa para instalar sus negocios».
Las ventajas de Ámsterdam
Tal vez el traslado más simbólico hasta el momento ha sido el de la Agencia Europea de Medicamentos, que tuvo su sede en Londres desde su fundación en 1995.
Nijland sabe que convertir la metrópolis en «el nuevo Londres» no será fácil debido a la competencia, pero confía en «el clima comercial sólido» que ofrece la ciudad.
«Tenemos una ubicación geográfica estratégica para el mercado de la UE, una fuerza laboral multilingüe altamente educada, una infraestructura de calidad excepcional, incluida la digital, y por último ofrecemos estabilidad, un aspecto muy importante para las empresas afectadas por (la incertidumbre del) Brexit».
Pese a todas estas ventajas, él sabe que la batalla no está ganada: otras ciudades europeas también están en la mira de muchas empresas instaladas en Londres.
París y Fráncfort, sus más feroces rivales
Hace algunos años, ejecutivos como Xavier Rolet, director de la Bolsa de Valores de Londres, predecían una pérdida de «cientos de miles» de empleos si Reino Unido abandonaba la UE, pero actualmente las estimaciones son más modestas.
El mercado único europeo les permite a entidades financieras y firmas de inversión operar en la UE con la autorización del supervisor de su país de origen, un sistema conocido como «pasaporte comunitario«.
Después del Brexit, y si no lo remedia un acuerdo, Londres corre el riesgo de perder este preciado «pasaporte», con lo que miles de empleos tendrían que ser reubicados en un país miembro de la UE.
Mientras que Ámsterdam se hizo con la Agencia Europea de Medicamentos, París fue la elegida para acoger la Autoridad Bancaria Europea (ABE), agencia encargada de regular y supervisar el sector bancario de la UE.
Pero la transferencia masiva de empleos del sector financiero a París, anunciada a raíz del referéndum, ha tardado en materializarse.
La gigante británica de servicios financieros HSBC, que había prometido en 2016 reubicar 1.000 puestos a la capital francesa, hasta el momento solo ha mudado alrededor de 100.
Sin embargo, en cuanto a bancos se refiere, Alemania lleva la delantera.
Esto pone en evidencia que la campaña «Tired of the fog? Tried the frog» («¿Cansado de la neblina? Prueba la rana», en español), lanzada por la alcaldía del barrio de negocios parisino La Défense para atraer empresas de Londres no ha sido tan exitosa como la «alfombra naranja» holandesa o el lobby de la capital financiera alemana.
No obstante, París ha sido elegida por poco más de 10 multinacionales hasta la fecha.
Una nueva vida en Países Bajos
Tras el referéndum, miles de puestos de trabajo han sido transferidos de Londres a Países Bajos.
Geoffroy VanderLinden es una de ellas. Originario de Bélgica, este hombre de 38 años decidió mudarse -siguiendo los pasos de su empresa- a Ámsterdam, después de más de una década viviendo en la capital británica.
«Se me presentó una gran oportunidad laboral. La empresa para la que trabajo, MarketAxess’s, decidió abrir operaciones en Ámsterdam para garantizar la continuidad del negocio y poder seguir ofreciendo servicios de comercio electrónico en la Unión Europea después del Brexit», le dice a BBC Mundo.
VanderLinden se desempeña como director de la sucursal holandesa de la firma.
Si bien a él le fue fácil tomar la decisión de abandonar su vida en Londres, su esposa lo encontró más difícil. «Ella tenía su trabajo en Londres y el mudarse acá fue todo un reto porque significó que tenía que conseguir otro trabajo o tomarse un año sabático», explica.
Aunque ambos están felices con su nueva vida en Ámsterdam, que VanderLinden describe como una ciudad internacional, abierta, tranquila y liberal, admite que también echan de menos la capital inglesa.
«Londres es una de las pocas metrópolis verdaderamente globales que existen en el mundo. Extraño su agitación y las ventajas que ofrece el vivir en ella», dice.
No descarta volver a Inglaterra en el futuro, pero por ahora se dice «más que acostumbrado» y agradecido por la bienvenida que le ha dado la ciudad que él apoda «la Sídney del norte».