- El objetivo general del tratamiento es disminuir el progreso de la enfermedad y manejar los síntomas.
- Al padecer Alzheimer, la persona experimenta cambios microscópicos en el tejido de ciertas partes del cerebro.
En el marco del Día Mundial del Alzheimer, que se conmemora el 21 de septiembre, especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Yucatán informan que este padecimiento es la forma más común de demencia y afecta con más frecuencia a personas mayores de 60 años; sin embargo, también se han dado casos entre menores de 40 años.
De esta forma, el Seguro Social brinda información para su detección oportuna, así como tratamiento y recomendaciones.
Al padecer Alzheimer, explica el doctor Jorge Efraín Salazar Ceballos, especialista en Neurología del IMSS Yucatán, la persona experimenta cambios microscópicos en el tejido de ciertas partes del cerebro y una pérdida progresiva y constante de una sustancia química vital para el funcionamiento cerebral, llamada acetilcolina. Esta sustancia permite que las células nerviosas se comuniquen entre ellas y está implicada en actividades mentales vinculadas al aprendizaje, memoria y pensamiento.
En cuanto los factores ambientales que pueden aumentar el riesgo de padecerla son tener presión arterial alta por mucho tiempo, así como antecedentes de traumatismo craneal y tabaquismo.
Los síntomas tempranos del Alzheimer pueden abarcar:
· Dificultad para realizar tareas que exigen pensar un poco y aprender nueva información o rutinas.
· Perderse en rutas familiares.
· Problemas del lenguaje, como dificultad para encontrar el nombre de objetos.
· Perder interés en cosas que previamente disfrutaba.
· Estado anímico indiferente, extraviar artículos, así como cambios de personalidad y pérdida de habilidades sociales.
El especialista del IMSS indica que no existe cura, por lo que el objetivo general del tratamiento es disminuir el progreso de la enfermedad, manejar los síntomas como problemas de comportamiento, confusión, dificultad para conciliar el sueño y recomendaciones para modificar el ambiente del hogar para que la o el paciente pueda desempeñar mejor las actividades diarias.
Aunque no se ha demostrado que se puede prevenir esta enfermedad, hay algunas prácticas que vale la pena incorporar en la rutina diaria, como consumir una dieta baja en grasa, comer pescados de agua fría, como atún o salmón, ricos en ácidos grasos omega-3, de dos a tres veces a la semana.
Reducir la ingesta de ácido linoleico que se encuentra en las margarinas, la mantequilla y los productos lácteos. Incrementar el consumo de antioxidantes, mantener una presión arterial normal; así como permanecer activo mental y socialmente.
Para finalizar, el doctor Jorge Efraín Salazar recuerda que en el Instituto Mexicano del Seguro Social se brinda atención neurológica, por lo que exhorta a que en caso de presentar alguno de los síntomas mencionados, se acuda con el médico familiar para que sea canalizado con el especialista y se le brinde atención oportuna.
