Considerada como una de las mayores joyas del teatro musical europeo del siglo 17, “Dido y Eneas” es la primera ópera nacional inglesa y la única de Henry Purcell. Y este jueves se presentó en el Centro Cultural Casa La Besana de Coahuila. En un montaje que con contó con la dirección concertística de Alejandro Reyes-Valdés; así como con la dirección escénica de Gabriel Neaves.
En la primer función, a las seis de la tarde, el acogedor espacio del centro de la ciudad lucía casi lleno, y ante los espectadores se presentó un ensamble en el que interacturaron cantantes del Estudio de Ópera y bailarines del Ballet de Coahuila. Enmarcados por el acompañamiento coral de Vox Amoris así como de la música en vivo de integrantes de la Orquesta Filarmónica del Desierto.
Los papeles principales estuvieron interpretados por Valeria Oregón y Cecilia Ortiz (Dido), Eva Morón (Belinda), Adrián Cardeña (Eneas), Dayán García Argüello (Sorceress), Judith Nuncio (Second Woman), Samantha Rodríguez (First Witch), Fabiola Calderón (Second Witch); Jaquez Reyes y Alejandro Yeverino (Sailor) y Beatriz Murillo (Spirit).
Compuesta en 1689, “Dido y Eneas” narra la historia de amor entre Dido, reina de Cartago, y Eneas, héroe troyano.
Se trata de una tragedia en tres actos, con un prólogo hoy perdido, y con un libreto que es una adaptación del laureado poeta Nahum Tate, del IV Libro de la Enéida de Virgilio (s. I a. C), donde se narra el viaje a Italia del príncipe troyano Eneas tras la guerra de Troya. En su travesía, será hospedado en Cartago, por la Reina Dido, también llamada Elisa de Tiro, con la que establece una fuerte pasión amorosa que se verá truncada al ser hostigado para continuar su viaje. El final apocalíptico del romance concluye con el lamento y la muerte de la desamparada Reina.
En esta ocasión y dado el lugar, la escenografía era austera pero representativa, con estandartes para crear el ambiente monárquico y el vestuario de túnicas blancas, resaltaba con detalles en tonos morados; así como con los accesorios de los intérpretes; las que iban con túnicas oscuras eran las que hacían los papeles de brujas, así como uno de los marinos.
Todos los que participaron en esta producción, que se realizó en coordinación con el Estudio de Ópera de Coahuila, Radio Concierto y el Instituto Municipal de Cultura, dieron una lección de entrega y voluntad interpretativa notable.
FUENTE: VANGUARDIA.MX