- También, el libro “Música eclesiástica en el altépetl novohispano: Siglos XVII a XIX”
- Fue en el marco del Festival de Música Mexicana del Siglo XIX, segunda edición
Ciudad de México, a 20 de junio de 2024.- En el segundo día de actividades del Festival de Música Mexicana del Siglo XIX, segunda edición, con el título “Recuerdos en las sombras de otros tiempos”, organizado por la Secretaría General, a través del Espacio Cultural San Lázaro, dirigido por Ismael Carvallo Robledo, se recordó la gran riqueza sonoro e instrumental de esa época.
Concierto de fagot solo “Breves historias decimonónicas”
El Museo Legislativo “Sentimientos de la Nación” fue el escenario donde se desarrolló el concierto de fagot solo “Breves historias decimonónicas”, ofrecido por el artista Juan Carlos Villaseñor Patiño, un instrumento casi olvidado en la tradición musical mexicana.
A través de este instrumento de viento, los asistentes se sumergieron en un túnel del tiempo que los trasladó al siglo XIX para que disfrutaran de varias partituras famosas y donde se muestra una clara influencia francesa e italiana.
Libro “Música eclesiástica en el altépetl novohispano: Siglos XVII a XIX”
Posteriormente, se realizó la presentación del libro “Música eclesiástica en el altépetl novohispano: Siglos XVII a XIX, del autor Raúl Heliodoro Torres Medina, obra que aborda el peso que tenían los cantores e instrumentistas indígenas en la música colonial hispanoamericana en el ámbito cultural, social y religioso.
Antonio Ruiz Caballero, historiador especializado en investigación sobre música y sociedad, explicó que este libro se refiere a la música como un elemento de movilidad y prestigio social de algunos habitantes del altepeme (pueblos), debido a que los indígenas que poseían el conocimiento del latín y el español, los convertía en especialistas de los rituales eclesiásticos.
Además, analiza cuál es el papel de la música en el ritual cristiano y el exhaustivo trajín de los músicos a finales del virreinato; para ello, toma como eje territorial la zona central del virreinato de Nueva España, que comprende la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Estado de México, pero en diálogo permanente con lugares más alejados como Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Veracruz.
Agregó que este documento es de gran relevancia, ya que contiene piezas en latín y español de uso litúrgico, las cuales permanecen en la actualidad en algunas regiones indígenas y es referente para quienes desean conocer la historia de la música y cantores indígenas del siglo XIX.
Por su parte, el autor Raúl Heliodoro Torres Medina, expuso que su obra es una investigación respecto a los libros de cuentas de cofradías en la Nueva España durante el siglo XIX, pues en estos documentos se asentaba el pago que se realiza año con año a los músicos.
Este libro, añadió, es el antecedente de lo que pasó durante la Nueva España hasta el tránsito a la República; asimismo, se da visibilidad a lo que ocurrió con los cantantes indígenas en el siglo XIX en las iglesias y capillas a lo largo del país.
El autor resaltó que esta obra, que se logró a partir de 3 mil 500 fotografías de libros de cuentas de cofradías, también relata los privilegio que poseían los músicos indígenas en comparación a quienes se dedicaban al campo y al tequio, es decir es una radiografía de este sector.
“Instrumentos y organología en el México decimonónico”
En las mesas de análisis se abordó el tema “Instrumentos y organología en el México decimonónico”, en donde especialistas expusieron la importancia del salterio, las mandolinas, el requinto jarocho y la grabación sonora en el siglo XIX.
Al respecto, René Báez de la Mora, músico egresado de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, expuso sobre la cátedra de salterio en el Conservatorio Nacional de Música, instrumento que tuvo un auge importante durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, tiempo en que formó parte de orquesta típicas, estudiantinas y otros ensambles y se colocó como un elemento de identidad del país y de la música mexicana tradicional y popular.
La investigadora independiente, Lourdes Villaseñor, relató cómo la mandolina se convirtió en un instrumento que permitía a las mujeres desarrollarse en el campo de la música al integrarse en estudiantinas y vía de tertulias culturales; sin embargo, este apogeo se terminó con la entrada de música grabada.
Benjamín Muratalla, subdirector de la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), comentó que las máquinas parlantes y la grabación sonora eran considerados fenómenos mágicos y sobrenaturales, y su evolución ha sido constante, pues pasó de replicar el silbido de la melodía “Claro de Luna” a los hologramas animados que ofrecen conciertos.
En tanto, Ruy Guerrero, representante de Paxché Laudería, explicó el procedimiento que realizan para generar una reinterpretación sonora de un requinto jarocho del siglo XIX.
Destacó también el concierto “Sonoridades del comienzo: Música para piano para la diversión de las señoritas”, a cargo del pianista Alejandro Tinoco.