- · En mala hora, la tributación del pequeño comercio pasó de la confianza a la desconfianza; de un pago de impuestos sin trabas a uno pleno de obstáculos derivados de una digitalización bananera.
- · 33 millones de mexicanos trabajan en la informalidad, representando el 56.5% de la ocupación laboral nacional, la más alta en 27 meses y, lejos del 43.5% de los empleos formales.
- · 7 de cada 10 empleos recuperados en 2021 por la “reactivación” fueron en la informalidad.
Ciudad de México a 25 de enero del 2022.- La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) señaló oportunamente que la pandemia ha provocado el cierre de más de un millón de pequeños, medianos y micro negocios en el país, la pérdida de más de 2 millones de empleos y autoempleos, pérdida de ingresos y caída del poder adquisitivo de las familias, la caída del consumo en más de un 30%, inflación de los alimentos y servicios en el país de más de un 12%, un empobrecimiento social acelerado de más de 6 millones de personas, llevando a 2 de cada 10 a sobrevivir con hambre.
“Ríos de tinta se han tirado respecto a la necesidad que tiene el país de una Reforma Fiscal efectiva, cuyas resultantes sean elevar la recaudación y la base social de contribuyentes. La cereza del pastel son todos los extravíos prohibicionistas, verdaderos obstáculos para la actividad económica y comercial del país, diques que han impedido la reactivación de nuestra economía en las actuales condiciones de emergencia sanotaria. En este bloque debemos anotar el rol y los efectos negativos que genera RESICO (Régimen Simplificado de Confianza)”, señalóCuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC.
33 millones de personas ocupa el mercado negro del país. La informalidad en México es del 56.5% contra el 43.5% del mercado formal. La economía informal reina y gobierna nuestra economía, siendo el sector de nuestra economía con mayores ganancias. El 68% de los empleos generados en 2021 fueron en el sector informal, siendo RESICO uno de los motores de este crecimiento.
“Una y más de mil veces se ha dicho que el sistema tributario mexicano está diseñado para no tributar, para que el contribuyente no pague sus impuestos voluntariamente por partir de la desconfianza, por su espíritu punitivo, por su burocratismo y por su tecnología bananera que ha llegado al colmo de generar un mercado negro en el otorgamiento de citas. El actual Sistema de Administración Tributaria (SAT) es una dependencia que provoca temor al contribuyente. La conciencia colectiva nacional no quiere encontrarse ni saber nada de Hacienda”, comentó Rivera.
La otra parte de este enunciado es que los contribuyentes, aún y en este mandato no son proclives ni gustosos de pagar sus impuestos porque no ven transparencia en el manejo de los recursos ni un retorno que les genere un beneficio mayor. En este contexto, los últimos gobiernos federales han decretado distintas políticas tributarias para los pequeños contribuyentes. Es necesaria una retrospectiva de esto:
a) Causante menor.- Esta tributación fue la primera forma en que el pequeño comercio pagó sus impuestos, estuvo vigente hasta el 2001; era una tributación de acción directa sin burocratismos, bastante amable, cuyo principal ingrediente era que Hacienda depositaba la confianza en el contribuyente; a este régimen pertenecían todas las personas físicas con ingresos de hasta un millón y medio de pesos anuales. Pagaban una cuota bimestral y aquellos que ganaban menos de 600 mil pesos se les asignaba una cuota menor, predeterminada y no tenían que llevar registro simplificado alguno.
b) REPECOS (Régimen de pequeños contribuyentes) .– Este régimen continuó con el espíritu del régimen anterior. Elevó a 2 millones anuales la base de ingresos, seguía operando con cuotas fijas (tabulador), no obligaba a expedir facturas ni desglosar IVA, diseñado para personas físicas de baja capacidad económica y administrativa. El régimen de REPECOS operó del 2002 al 2013.
c) RIF (Régimen de Incorporación Fiscal).– Duró del 2014 al 2021 y con él comenzó la era de la complicación fiscal, “del cómo no”, a partir de este, Hacienda le retira la confianza al pequeño contribuyente y empieza la era de la coacción; exige la entrega de facturas electrónicas utilizando la página del SAT, un registro pormenorizado de ingresos, gastos, inversiones y deducciones; declarar ISR, IVA y IEPS; retención del ISR por salarios (en caso de tener un trabajador); declaración digital al SAT de ingresos y gastos. Este régimen le exigía al pequeño contribuyente habilidades digitales y servicios profesionales de un contador, recursos con los que no contaba.
d) RESICO (Régimen Simplificado de Confianza). – Este régimen calcula el ISR con base al flujo de efectivo (ingresos y gastos) del contribuyente. Acceden a él aquellos contribuyentes que no obtengan más de 3 millones y medio de ingresos; exige llevar una contabilidad quisquillosa, que solo un profesional puede hacer; se mantiene en la acera de la desconfianza y en su condición punitiva, por lo que RESICO ni simplifica ni da confianza, todo lo contrario, provoca informalidad.
Lamentablemente no se entiende aún que la mejor contribución que los pequeños comerciantes pueden hacer a la sociedad es la de buscar formalizarse (pagar impuestos al alcance de sus posibilidades sin mayor tramitología), buscando apegarse a la cultura de la legalidad, a fin de garantizar seguridad a sus familias. Entender que el pago de impuestos de los menores no hace la diferencia económica, pero sí tonifica enormemente la gobernabilidad democrática de la sociedad.
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