Inesperado pero entendible cambio de estrategia comercial. Tras la escalada de precios en sus terminales en las últimas generaciones, OnePlus ha echado el freno de mano. Nació como la «Apple china» y algunas decisiones han sido calcadas. Ahora mete una marcha más para llevar la gama media a un nuevo nivel; a una experiencia propia de los teléfonos para «mileuristas». Con su nuevo modelo, llamado simplemente Nord, recupera el norte a nivel comercial y allana el camino para futuros terminales más competitivos.
Sus argumentos son: cámara potente, batería duradera y un rendimiento fluido que puede tutear a los gama altas del mercado. Su pantalla mide unas 6.44 pulgadas. Es un terminal compacto y manejable. No se escapa de la mano. Se transporta cómodamente en el bolsillo del pantalón. Tampoco es especialmente ostentoso. Y se siente robusto. Tiene buenos acabados en vidrio -aunque sobre plástico- y materiales metálicos, que le confieren un aura elegante. Algo que se agradece después de ver cómo en los últimos años se han hormonado los principales terminales. Transmite un aspecto muy «premium».
El panel es muy similar al que montan los modelos OnePlus 8. Un panel sin curvas de tipo OLED muy bien calibrado y resuelto, capaz de ofrecer un buen rendimiento a través de su tasa de actualización de 90 Hz. Comparte otros aspectos como la resolución, Full HD+ (2.400 x 1.080 píxeles), de la que apenas se le pueden sacar pegas. Su linaje, además, viene marcado: ha heredado también su apartado fotográfico del 8. Y eso es una buena noticia puesto que está a la altura de las exigencias. Y, por lo pronto, conserva el ADN de la marca pero con un nuevo enfoque: llegar a más gente.
Una cámara heredada
La configuración viene supeditada por cuatro lentes y la clásica distribución popularizada en el último año: una cámara principal, gran angular, sensor de profundidad y una lente macro para capturar los detalles más pequeños. En general, es efectista y resolutiva. Tiene una gran versatilidad. Permite disparar en modo retrato con un resultado óptimo. La principal es de 48 megapíxeles (estabilizada ópticamente), que viene acompañada con un software basado en Inteligencia Artificial que mejora algunas imágenes aunque sin quedar excesivamente saturadas.
Le acompaña un gran angular de 8 megapíxeles, algo mejorable, que logra un campo de visión de hasta 119 grados. En conjunto, la cámara está preparada para mejorar las condiciones de las escenas bajo luz nocturna. La tercera en discordia es un sensor de profundidad de 5 megapíxeles, preparada para mejorar el efecto «bokeh» -desenfocar el fondo-. Se completa con una cuarta macro de 2 megapíxeles, quizás la más prescindible de todas y sufre al enfocar realmente. No hay zoom óptico, sino que se basa en digital, pero bueno. Con dos aumentos puede ser lo mínimo exigible.
A nivel software tiene algoritmos informáticos están sintonizados para mejorar algunas escenas y evitar la distorsión en algunas capturas. El resultado está a la altura, aunque a veces sufre con el autoenfoque. Es capaz de grabar vídeo en calidad 4K a 30 cuadros por segundo. La cámara frontal es doble. Viene desplazada hacia la parte izquierda de la pantalla, aunque no está «agujereada», sino que invade parcialmente el panel. Con un sensores de 32 megapíxeles (más resolución de sus predecesores) y un gran angular de 8 megapíxeles, que permite incluir más información en los «selfies” o autofotos tan populares en la generación Instagram. Un detalle que no pasa por alto: cuenta con un acceso directo para compartir las imágenes. Es una idea cómoda.
Respecto a su comportamiento, lo cierto es que presenta algunas limitaciones, pero si se compara con los pesos pesados del sector tiene poco que envidiarle. Es gracias a un chip que se ha ganado a pulso una gran popularidad, el Snapdragon 765 G. Un «cerebro» muy competente que, aunque no le hace sombra a los chips más avanzados, logra un desempeño solvente y muy fluido, también en el consumo de videojuegos móviles donde saca lo mejor de sí. Al ser más accesible en su fabricación se puedan lanzar al mercado «smartphones» más baratos. Donde también muestra músculo es en la memoria RAM, con versiones de 8 o 12 GB, que le dotan de una gran fortaleza. En resumidas cuentas, se mueve mejor de lo que puede parecer en un principio. No envidia al OnePlus 8.
Basado en Android 10, OnePlus se mantiene firme con su capa de personalización, Oxygen 10, que incluye algunas funciones propias. No tiene doble altavoz estéreo, algo que se echa en falta, y tampoco tiene clavija «minijack» para los auriculares, con lo que la solución es optar por unos cascos inalámbricos. Punto a favor, en cambio, es su potente batería de 4.115 mAh de densidad que soporta carga rápida. Algo ya marca de la casa. Dura dos día en un uso moderado. Y, como otro reclamo, es compatible con las conexiones 5G. Podría ser un buque insignia del pasado año.