Franck Fernández

Así me lo Contaron…

Opinion

Colaboración: Franck Fernández Estrada
Traductor, intérprete y filólogo
correo electrónico: altus@sureste.com

El Sagrado Corazón de París

Son muchas las personas que hacen alusión a la importancia del número siete. Es conocida la repetición del número siete en muchas de las cosas que nos rodean: los siete días de la semana, los siete colores del arcoíris, las siete colinas de Roma… Pues bien, a diferencia de Roma, París tiene 13 colinas. Para algunos el número 13 es un número fatídico, pero para otros es un número de buena suerte. Y creo que en el caso de París ha sido de muy buena suerte.

Hoy les quiero contar de una de estas 13 colinas de París, la más alta, la colina de Montmartre. Desde la época de los antiguos galos aparentemente fue un sitio de culto. Cuando llegaron los romanos allí justamente construyeron un templo aparentemente al Dios de la guerra, Marte. Con el advenimiento del catolicismo, fue el sitio donde ejecutaron a los primeros mártires católicos de Francia, el obispo de París hoy canonizado como San Denis y sus dos acólitos Rústico y Eleuterio.

Hay dos teorías sobre el origen del nombre de esta colina y ambas son lógicas. Una sería por monte dedicado a Marte y la segunda es el monte de los mártires. Esta teoría se defiende por el hecho de que en francés antiguo la palabra mártires era “martres”, Mont Martres, Monte de los Mártires. Ya, con la oficialización de la religión católica, fue en esta colina donde se construyó una de las primeras iglesias en lo que en aquella época eran las muy lejanas afueras de París, iglesia dedicada a San Pedro. Durante la revolución francesa de 1789 fue en este lugar que masacraron a las religiosas benedictinas que vivían en esta colina en un monasterio. Los acontecimientos de la historia del monumento que les quiero narrar hoy se aceleraron en 1870.

En esa época, Francia estaba dirigida por el sobrino de Napoleón Bonaparte, Luis Carlos Bonaparte que se había autoproclamado emperador con el título de Napoleón III. No se puede negar que fue una dictadura, pero al mismo tiempo un período de gran esplendor económico para Francia. En  1870 se declara la guerra entre Francia y Prusia (que aún no era la Alemania como la conocemos hoy). Los prusianos apresaron al emperador francés en la batalla de Sedan y tuvo que abdicar. Los prusianos tenían sitiada la ciudad de París. Un verdadero bloqueo, no como otros mal llamados bloqueos de la actualidad. Los parisinos pasaron una gran escasez de comida. Se comieron los caballos, los perros y  los gatos. En los restaurantes se servía rata como un plato gourmet y hasta los animales del zoológico del Jardín de Plantes sirvieron de alimento al pueblo. El rey de Prusia se proclamó emperador de una Alemania ya unida en el Salón de los Espejos de Versalles. Ese fue el Segundo Reich. Después vendría el odiado Tercer Reich.

Se proclamó la paz y los habitantes de la colina de Montmartre no quisieron entregar los cañones con los que hubieran defendido la ciudad en caso de que los prusianos entraran a París. Es en ese momento que proclaman lo que la historia reconoce como la Comuna de París que fue un conato de revolución comunista. La Comuna duró de marzo a mayo de 1871 y de inmediato los comuneros comenzaron a fusilar a burgueses y religiosos como enemigos del pueblo y a quemar importantes monumentos de la ciudad. Los burgueses establecieron un gobierno provisional en Versalles, a 40 km de París, y desde allá enviaron a las tropas a apagar a sangre y fuego esta revolución. La represión fue grande. Se calcula que entre 20 y 30 mil comuneros fueron masacrados.

Inmediatamente después de la derrota de las fuerzas de Napoleón III y antes de que se proclamara la Comuna, algunos parisinos, dirigidos por Alexandre Legentil, hicieron un voto con el fin de salvar a Francia el enemigo. Algunos religiosos decían que esta derrota de Napoleón III se debía a los horrores cometidos en Francia desde la revolución de 1789. Seguidos por Alexandre Legentil quisieron construir una basílica como testimonio de la devoción por Cristo y por su Sagrado Corazón. En 1873 se comenzó a construir esta basílica en este lugar rico gracias a toda la historia que les acabo de narrar. Se hizo una suscripción nacional y 10 millones de franceses contribuyeron, algunos con muy pequeñas donaciones, a la medida de sus posibilidades, en la construcción de este templo. La construcción duró 45 años. Su consagración que debía haberse realizado en octubre de 1914 se tuvo que aplazar por la Primera Guerra Mundial hasta octubre de 1919 terminándose completamente solo la basílica como la conocemos hoy en 1923.

El hecho de encontrarse sobre la colina más alta de París también fue un tema para la elección del lugar, ya que se quería que esta basílica fuera vista desde todas partes y sirviera como elemento de protección para la ciudad. A diferencia de muchos otros templos religiosos que tienen una orientación Este-Oeste, esta basílica tiene una orientación Norte-Sur mirando hacia la ciudad de París. Por encima de los 240 metros que tiene la colina de Montmartre se erigió esta iglesia de 83 m. de altura, llegando el campanario a los 91. Para llegar al pie de Sagrado Corazón se necesita subir por una plaza con 237 escalones y hermosos jardines. También existe la posibilidad de utilizar un funicular. Esta plaza lleva el nombre de Louise Michel, importante dirigente anarquista de la Comuna. En otro compromiso con una posición anticlerical, la calle en la que se encuentra la basílica lleva el nombre del Chevalier de la Barre o François Jean Lefebvre, joven noble francés que fue decapitado por su posición contra la Iglesia en 1766.

Para recubrir el exterior de la Basílica del Sagrado Corazón se escogió una piedra caliza muy particular que se autolimpia con la lluvia. Es así que nunca ha necesitado una limpieza general de su exterior. Esta es la razón principal por la que siempre se ve tan relucientemente blanca, cambiando a una tonalidad rosa cuando el cielo de París está despejado y es bañada por los rayos del sol poniente. Otro dato a señalar es que, a los pies del Sagrado Corazón, se encuentra el barrio de Pigalle, donde se sitúa el muy conocido cabaret Moulin Rouge desde 1889. Todo este barrio de Pigalle está dedicado al sexo y a la frivolidad y, por encima de todo este mundo, se encuentra la basílica. La Basílica del Sagrado Corazón es visitada por unas 10 millones de personas al año entre creyentes, turistas y ateos y desde allí se disfruta de una hermosa panorámica de París.

Algo muy importante que se debe decir sobre esta basílica es un hecho insólito en el mundo. Desde el primero de agosto de 1885 en la basílica se desarrolla una oración perpetua de creyentes que se relevan en una cadena en oración día y noche sin descanso en adoración al Sagrado Corazón de Jesús. La principal vocación de esta devoción perpetua es la salvación del pueblo de París y de toda Francia.

Ya sea usted creyente o ateo, religioso o anticlerical, el Sagrado Corazón de Jesús de París es no solo un importante sitio de peregrinación sino también un maravilloso atractivo turístico de esta ciudad que decididamente merece su visita.

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