Hay que aprender a morir para vivir en plenitud

Salud
  • Atención de calidad para los pacientes en fase terminal y sus familias. Es muy difícil soltar y dejar ir a un familiar.
  • Imperante hablar de muerte como algo que tarde o temprano va a llegar.
  • Todos los días puede ser el último.
  • Se van a un largo viaje, a un lugar mejor…

“No tenemos una formación cultural para entender la muerte como
una etapa de la vida, la mayoría se siente de alguna manera inmortal y
lo cierto es que todos en un momento determinado vamos a morir de
alguna forma, por eso es necesario que aprendamos a aceptar la
muerte como un proceso natural, determinó la psicóloga Nelly Patricia
Morales Murguia, psicóloga de la Clínica-Hospital Mérida de APP del
ISSSTE ubicada en Susulá.

Dijo que en el trabajo cotidiano en un hospital la formación en
tanatología es básica porque hay que saber enfrentar la muerte para
poder hablar de ella, el personal de salud debe transmitir tranquilidad
y respeto sobre todo cuando sabes que a los pacientes y a los
derechohabientes les está doliendo la noticia de la próxima partida de
un ser querido.

“Hay que aprender a morir para vivir intensamente”. Se dice fácil pero
nadie aprenderá a vivir si no ha aprendido a morir, comentó la
especialista. En nuestra sociedad se ha producido un considerable
avance en lo referente a la atención del paciente en fase terminal; hoy
los nosocomios cuentan con terapia del dolor y los cuidados paliativos
que se requieren, estos cuidados no sólo buscan disminuir el
sufrimiento físico del paciente, sino también a optimizar su calidad de
vida, a través del control de los síntomas físicos, emocionales, mentales y sociales. Definió como “TANATOLOGIA todo lo que vivimos cuando estamos cercanos a la muerte”.

Explicó que el vocablo TANATOS deriva del griego THANATOS, y este era el nombre que se le daba a la diosa de la muerte dentro de la mitología griega; LOGOS deriva del griego, tiene varios significados: palabra, estudio, tratado, discurso, la tanatología es la disciplina encargada de encontrar sentido al proceso de muerte conocida por los científicos e historiadores como “La Ciencia de la Muerte”.

Destacó que la cultura debe cambiar con respecto a la muerte, al
tanatólogo hay que acudir cuando se tenga la noticia de una
enfermedad terminal, pero no solo el enfermo, debe acudir a terapia
toda la familia para poder vivir el proceso, en el estado de Yucatán los
tanatólogos como tales son pocos, pero un psicólogo puede ayudar o
algún amigo que tenga conocimiento de alguien que tenga estudios al
respecto.

El mejor instrumento de la tanatología son las palabras, el conocimiento del proceso y la apertura para apoyar y acompañar hasta el desenlace final. Es importante aprender a despedirnos de nuestros seres queridos para cerrar ciclos de vida y quedarnos en paz. Esto aplica en cualquier pérdida.

En conclusión afirmó la psicóloga que todos en algún momento vamos
a pasar por el proceso de la muerte, refirió que los principales puntos
que debemos tomar en cuenta y que debemos compartir a quienes no
han estudiado estos temas acerca de la muerte, son cuatro tareas
básicas las que debemos de desarrollar para experimentar con plenitud
la vida y la muerte son: 1) Darnos cuenta de que el sufrimiento existe y que se puede transformar en una experiencia de plenitud; 2) Mantener una comunicación con nosotros mismos y con los demás, donde nos expresemos con todo nuestro ser y fundamentalmente con nuestro corazón, lo más compasivos y lo más libres de apegos que podamos; 3) Prepararnos espiritualmente para la muerte, lo que implica el ser capaces de vivir en el momento presente, sin dejar situaciones inconclusas que sólo han de constituir un lastre que incrementará nuestro dolor y sufrimiento y el de quienes nos rodean; 4) encontrar significado a nuestra existencia, sintiéndonos seres plenos a pesar de nuestras imperfecciones, aceptando nuestros errores y expiando los que podamos haber cometido.

En el ISSSTE hay un sumo respeto con respecto a estos temas y se
otorga consulta psicológica buscando la salud mental de los
derechohabientes y sus familias sobre todo en estos tiempos de
pandemia por COVID-19.

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