Inauguran en San Lázaro el “Foro sobre los Vientres de Alquiler en la Ley”

Nacional
  • Sólo Tabasco y Sinaloa cuentan con legislación en la materia: diputada Carrasco Godínez
  • Especialistas analizaron la problemática e hicieron propuestas

México.- Al inaugurar el “Foro sobre los Vientres de Alquiler en la Ley”, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, diputada Nelly Minerva Carrasco Godínez (Morena), afirmó que por encima de todo debe prevalecer la protección de los derechos de las mujeres gestantes y de las niñas y niños que nacen a través de la subrogación de vientres.

En México, dijo que sólo dos estados, Tabasco y Sinaloa, cuentan con legislación en la materia; sin embargo, no exime que en las demás entidades federativas se lleve a cabo dicha actividad, porque en el país no existe ninguna regulación.

​Se sabe que en la Ciudad de México hay empresas que buscan a mujeres jóvenes, candidatas que deseen rentan su vientre, ofreciéndoles pagos de 20 a 250 mil pesos, en el mejor de los casos, pero en muchas ocasiones no hubo compensación.

​Durante la pandemia muchas mujeres se vieron en la necesidad de alquilar sus vientres para obtener algún tipo de beneficio económico.

​La diputada Carrasco Godínez señaló que la maternidad subrogada es vista como un contrato en el que una mujer acepta gestar para una pareja o una persona que fungirá como madre o padre.

​Se está en el debate de esta práctica, ¿regularla o prohibirla? ¿Quiénes tendrían que acceder a dicha práctica? ¿Dónde quedan las medidas sanitarias? ¿Hasta qué punto consideraríamos esto como explotación? ¿Sí, a la compensación económica?, cuestionó.

​En Tabasco se establece que sólo pueden ser contratadas exclusivamente mujeres mexicanas, entre 25 y 30 años, siempre y cuando gocen de buena salud; en Sinaloa se acepta cuando la mujer se ve imposibilitada para la gestación.

En ambos casos la regulación responde al orden civil sin considerar las medidas sanitarias.
Tema trascendental para garantizar el respeto de derechos y dignidad de las mujeres

La diputada Beatriz Rojas Martínez (Morena), secretaria de la Comisión de Derechos Humanos, aseguró: “No queremos que México sea un paraíso de explotación de los cuerpos de las mujeres”. El alquiler de vientres no es un tema menor, es trascendental para garantizar el respeto de nuestros derechos y la dignidad de las mujeres.

Resaltó que las propuestas de las y los panelistas enriquecen la iniciativa y mejorarán el marco jurídico que se requiera, en virtud de que sus planteamientos han clarificado la magnitud del problema y la importancia de legislar para cerrar la puerta de la explotación.

En México la gestación subrogada se aborda desde el derecho familiar y civil, muchos han sido los sectores que promueven la reglamentación oficial de esta práctica, pero no consideran en su totalidad la transgresión de los derechos de las niñas y niños después de su nacimiento y de las mujeres que rentan su vientre.

Refirió que las organizaciones civiles, movimientos feministas e investigadoras proponen la prohibición de la gestación subrogada por las condiciones de vulnerabilidad, violencia y relaciones asimétricas de las mujeres.

​Por ello, subrayó la necesidad de analizarlo a profundidad e invitó a la reflexión, porque es una práctica considerada como una forma de explotación humana con fines de lucro cada vez más recurrente.

Primer panel

​En el primer panel “Vientres de alquiler y las mujeres en condición de exclusión social”, participó como moderadora la diputada Marisela Garduño Garduño (PT), quien destacó la importancia de conocer las propuestas de las y los panelistas.

​Berta O. García, presidenta de la Coalición Internacional para la Abolición de la Explotación Reproductiva de España, apuntó que la gestación subrogada es un “modelo de compraventa de humanos”, no es una práctica médica asistida, sino social, donde una mujer pobre es contratada y entrega el bebé nacido a cambio de dinero, perdiendo su derecho de filiación al renunciar a la criatura.

Todos obtienen beneficios de esa transacción, menos las mujeres y, a veces, tampoco los recién nacidos. “Es una suplantación de una persona mediante contrato civil. Es una mafia de trata de mujeres con fines reproductivos”.

​Olivia Tena Guerrero, doctora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, comentó que la subrogación “es una forma elegante” de acceso y uso de los cuerpos de las mujeres con enfoque mercantilista, neoliberal y patriarcal.

Reglamentar la firma de un contrato de maternidad no es la solución y se corre el riesgo de retroceder y perder lo que se ha avanzado en favor de las mujeres y sus derechos. Se promueve y se aprovecha su pobreza para que no decidan sobre sus cuerpos.

Llamó a ser cautelosas sobre regularizar un contrato para alquilar los vientres.

​Teresa Ulloa Ziáurriz, directora regional de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y El Caribe, sostuvo que el alquiler de vientres se ha convertido en un negocio a través de anuncios en las redes sociales en la Ciudad de México, para reclutar a mujeres pobres y explotarlas usando su capacidad de gestar.

Hay agencias reclutadoras de reproducción asistida donde se involucran médicos, abogados, hospitales y notarios. No sólo hay trata sino delincuencia organizada y tráfico de niñas y niños. Pidió actualizar los marcos jurídicos vinculados a esta problemática.
Segundo panel

En el segundo panel “Vientres de alquiler y el tráfico de niñas y niños”, la presidenta de la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, diputada Gabriela Sodi Miranda (PRD), subrayó que el concepto de subrogación altruista es un enfoque ilógico. “No es un trabajo lícito la destrucción del cuerpo de la mujer, ni lo tutela el Estado”.

​Llamó a llegar a fondo en este tema y que los diferentes grupos parlamentarios adopten una posición. Refirió la necesidad de construir una ley general de adopción tendente a agilizar los mecanismos para que las personas puedan ser madres y padres, y no recurran a la gestación subrogada.

​Juan Martín Pérez García, coordinador de la asociación Tejiendo Redes Infancia América Latina y El Caribe, sostuvo que las y los niños vuelven a ser objetos de deseo, protección y propiedad de forma patriarcal con la subrogación de vientres, práctica que se multiplica porque no hay una legislación de adopción que la convierta en una opción para que las mujeres y hombres sean padres.

Además, no se salvaguardan los derechos de los menores, quienes son víctimas del crimen organizado a través de la venta y tráfico de personas. Solicitó no legislar con ingenuidad a fin de no legalizar una práctica contraria a la dignidad de las personas. “Cambiar las leyes no cambia la realidad”.

Nuria González, representante de la asociación feminista L´ESCOLA, sostuvo que México no puede soltar la bandera de los derechos humanos con la legalización de la compraventa de bebés, sería una neocolonización a través de una industria criminal que explota a las mujeres jóvenes, trabajadoras y pobres, donde el Estado se lava las manos.

Aclaró que no es una cuestión de feminismo, sino de clase trabajadora y de garantizar sus derechos reproductivos. El deseo de ser madre o padre no debe confundirse con un derecho, porque los recién nacidos también los tienen y deben salvaguardarse.

Aimée Vega Montiel, integrante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, señaló que la maternidad subrogada no abona a la libertad de las mujeres, ni fortalece los derechos de los recién nacidos; sólo beneficia a una industria criminal y a quienes pagan sin considerar que son formas de explotación, discriminación y cosificación de los menores que se compran a capricho. Pidió a las diputadas prohibir esta práctica.

En la conferencia magistral, Eleane Proo Méndez, integrante del Laboratorio Feminista de Derechos Digitales y maestra de la Faculta de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, explicó los procesos físicos, médicos, sociales, emocionales, psicológicos y familiares que enfrentan las mujeres que rentan sus vientres, como sus consecuencias de salud, del control sobre sus cuerpos, las implicaciones que, en general, son muy complejas e implican una explotación.

La pregunta central de esta problemática es ¿a quiénes beneficia esta regulación a largo plazo? ¿Quiénes son los que pueden acceder a esta práctica y, por ello, demandan que se regularice?
​¿Realmente cuestionan los valores y transforman los valores patriarcales y culturales? O sólo es una nueva forma de expresión patriarcal.

​Propuso analizar estas condicionantes estructurales que hay detrás de la gestación subrogada para ofrecer opciones reales de desarrollo a las mujeres que les permitan una verdadera autonomía, la cual no puede lograrse cuando las decisiones sobre su cuerpo están a cargo de los contratantes y de las agencias intermediarias.
​Invitó a las diputadas a revisar cuáles son los derechos reproductivos y las demandas feministas que han estado en el centro de la lucha desde hace muchos años para reivindicarlos, agilizar los mecanismos de adopción y cuestionar estas prácticas que involucran a una industria trasnacional.

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