Colaboración: LCC. FERNANDO CORONADO TAMAYO.
EL TEMOR DE HACER LO CORRECTO
Crecimos con diferentes tipos de educación, creencias religiosas y concepción de lo que es bueno y lo que es malo, conceptos muy variables porque nos relacionaremos con otras personas y disentiremos en varias ocasiones.
En el plano religioso, podrían pensar qué haría Dios (independientemente de la religión que practiques), otra fuerte influencia serán nuestros padres por el respeto natural que nos inculcan hacia ellos, ¿qué pensarían mis padres si actuara de tal o cual forma? ¿A qué sentimientos los expondré? Aún, con esos motivos importantes para actuar de manera correcta, en lo cívico, lo moral y lo social también, es una realidad que como humanos tenemos instintos y estos generan tentaciones y de ahí podemos ir desgajando hasta llegar a terribles decisiones con resultados realmente dolorosos.
Difícilmente, exista una persona que no haya cometido o vaya a cometer errores, si la conocen me la presentan por favor, debe ser muy interesante platicar con ella; en fin, actuar haciendo lo correcto pareciera algo sencillo, la invitación es practicarlo. Te dan más dinero de un cambio por error, devuélvelo, en lugar de pensar: “por tonto le pasa, yo pague bien”, para hacerlo más fácil practiquemos la empatía, piensa “caray, un día puedo ser yo quien esté en esa situación”. Claro, un delincuente de oficio, si lee esto me llamará “loco”, porque si no lo practicó y creció sin valores inculcados en casa, sin un ejemplo a seguir, no conoce la empatía; por eso, es importante que los matrimonios jóvenes que piensen en hacer familia, eduquen desde esta visión; conozco a muy pocas personas que por hacer lo incorrecto les vaya bien, terminan en la cárcel y etiquetados como ladrones, tiranos, etc.
Reitero, no es fácil, me encuentro escribiendo y estoy haciendo un recuento de los momentos en que este día no hice lo correcto, con mis actitudes, con mi actuar y te reirás conmigo de lo errático que fui en menos de 24 horas. Yo igual me río, es normal, pero tengo que ser paciente e insistir, un aprendizaje de años no va a desaparecer porque leí a un promotor del positivismo; pero, puedes empezar por habituar las acciones correctas; así como lo es caminar, llevar una taza de café a los labios; que sea por inercia y que en lugar de causarte sufrimiento te deje satisfecho actuar así. Por ejemplo, de qué me sirve, apretar el claxon al auto de adelante, si al igual que yo, por algún motivo no avanza, o apresurarme a un semáforo que cumple su función acertada de cambiar, según su programación, si estoy con mis hijos, pongo en riesgo, su integridad, la mía y con alta posibilidad la de otra familia; como puedes ver, no es tan difícil hacer lo correcto, inténtalo y hazlo un hábito. Que no te de temor hacer lo correcto.
Agradezco tu lectura y te espero pronto, aquí en esta #TribunaPlural.